S & R: Una boda íntima, un amor inmenso
Una boda íntima, un amor inmenso
Me gustan las bodas. Por eso decidí enfocarme en capturarlas.
Y aunque cada momento tiene su magia, hay una parte que siempre me conmueve: los instantes previos a la ceremonia. Las miradas nerviosas, cómplices, que llevan la historia de todo lo que ha tenido que pasar esa pareja para llegar ahí.
Y los votos.
Creo que esa es mi parte favorita. No puedo negarlo: los de Ruth y Shyrley fueron tan especiales que estuve a punto de llorar detrás de la cámara. Ver cómo se miraban, cómo se decían todo eso que a veces no cabe en la rutina del día a día... fue profundamente conmovedor.
Capturar ese instante en el que una persona le dice a otra: “te elijo” con todo lo vivido detrás, es mucho más que un clic. A veces, quien lee los votos se quiebra más que quien escucha, porque hay emociones que no caben en las palabras, ni en la tinta, ni en una hoja bonita.
El amor verdadero se desborda.
Pero esta boda no me tocó solo por los votos. También me enamoró el ambiente.
Quien diga que una boda pequeña no se disfruta, tal vez nunca ha estado en una donde cada persona presente conoce y celebra de verdad a la pareja. Aquí no hubo compromisos sociales ni saludos forzados. Hubo abrazos largos, anécdotas sinceras, recuerdos felices y una certeza compartida: Ruth y Shyrley eran la una para la otra.
Me gusta capturar bodas porque, cuando termino, me llevo un poco del amor y la armonía que se vivió ese día.
Y no me queda más que agradecer por haber estado ahí, para guardar ese instante que fue el resultado de tanto amor.
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